Origen
La Comunidad Siervos de Cristo Vivo es una asociación de fieles cuyos miembros son laicos catolicos, que acogiendose al derecho que nuestra iglesia reconoce, forman una comunidad de evangelización.
Nace en los sentimientos del Sagrado Corazón de Jesús por el hombre, los cuales inspiraron al Reverendo P. Emiliano Tardif, M.S.C., a María Armenteros Malla y a Evaristo Guzmán Hilario, luego de ocho años de experiencia en el Amor de Dios y en la predicación, a fundar una comunidad que fuera contemplativa y evangelizadora, y cuyo trabajo tenga su centro y fortaleza en corazón de aquel que dice "Sin mi no pueden hacer nada" (Juan 15,5).
Finalidad
El Señor Jesús "llamó a los que él quiso" para una misión específica: "... para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar" (Marcos 3, 13-14). Acogiendo estas palabras del Señor y viviendo en el mundo, la Comunidad Siervos de Cristo Vivo aspira a la perfección de la caridad; por tanto, tiene como objetivo esencial la santificación personal de sus miembros mediante:
Un Siervo
La Comunidad Siervos de Cristo Vivo reconoce como "miembro" a aquel laico católico que ha tenido un encuentro personal con Jesucristo, reconociéndole como su Salvador y Señor personal; e, identificándose plenamente con el espíritu de la Comunidad, acepta vivir por completo todo lo señalado en sus Estatutos y Reglamentos. A un laico católico que ha colaborado en algún ministerio durante un tiempo continuo de no menos de un año, el Consejo Local podría invitarle a ser CANDIDATO, y comenzar un proceso de formación para conocer la finalidad de la Comunidad, durante un período mínimo de un año. Al fin de este año, el Consejo Local podría invitar a un candidato pasar a ser un ASPIRANTE por un período mínimo de dos años. Al fin de dos años el Consejo General podría invitar a un aspirante ser un miembro, o sea: un SIERVO DE CRISTO VIVO. Quedan incluidos aquellos que han hecho votos de consagración como diáconos permanentes. Los sacerdotes y religiosos pueden ser acompañantes de la Comunidad.